Glenda Salgado fue una profesora con real vocación y eso marcó su paso por la escuela Pedro Viveros Ormeño de Tejas Verdes donde se desempeñó como profesora, llegando a ser directora del establecimiento educacional municipal, donde no sólo se preocupó de lo académico y la disciplina, sino que también le entregó su apoyo a los estudiantes y a las familias que lo necesitaban.
Así lo recordó Eliana Rojas, ex presidenta del Colegio de Profesores de San Antonio, con quien compartió labores en la escuela Pedro Viveros Ormeño, llegando a establecer una estrecha amistad que las unió hasta hoy.
“Ella tenía una idea de lo que era la educación de nuestros niños muy parecida a la mía, se conmovía con los niños, trataba de ayudarlos, tenía un corazón muy grande, era una mujer muy noble. Siempre ayudando a los niños y a las mamás incluso, preocupándose de ellas”, comentó la docente con evidente tristeza por la partida de su amiga de tantos años.
Además, Eliana Rojas destacó la preocupación que mantuvo Glenda Salgado por la escuela y sus alumnos, a pesar de haberse retirado del recinto debido a su enfermedad. “Ella siempre estaba preocupada de la escuela, de los niños, de cómo funcionaba todo, a pesar de que estaba con licencia y haciéndose su tratamiento de su cáncer con su quimio, redioterapia, los viajes, ella se sobreponía. Ahí la empecé a admirar, porque tenía una fortaleza increíble, yo la llamaba y lo primero que me preguntaba era, cómo estás Eliana?”
A lo que añadió: “Cuando se fue de la escuela nosotros queríamos hacerle un homenaje y ella no quiso. Una vez la invité a una actividad de la escuela y llegó, ahí le hicimos una especie de homenaje, igual estaba contenta, pero no se esperaba. No sé si esa vez le fallé o no, pero sentí que se lo merecía”.
Para finalizar diciendo que: “Yo le decía que admiraba su valentía, porque por todo lo que pasaba y esas ganas de vivir, era una mujer increíble, dio la pelea hasta el final y tenía un corazón de oro, un corazón tan lindo, fue una bella persona. Nunca la vi flaquear, tenía una energía positiva. Ahora está descansando, espero llegue a un lugar hermoso donde pueda descansar”.
Glenda Salgado Espinoza, fue madre de su única hija, Jessica Salgado y abuela de su adorada nieta Leonor Orellana.
Personas con su nivel de nobleza y amor por los demás, no se tiene el honor de conocer con frecuencia. Que su vocación sea un ejemplo a seguir.